Tras un esguince, tendinitis, u otra causa de rotura de fibras, el cuerpo restaura los tejidos según la información que le esté proporcionando la zona en cuestión. Si no se mueve, la interpretación lógica será que esa zona no tiene que poder moverse.
Si inmovilizamos la zona, el cuerpo creará una cicatriz rígida. Por esto, tras un periodo con escayola, o donde no se han hecho estiramientos ni movilizaciones articulares , las fascias ( membranas que envuelven los músculos) se pegan y las cicatrices creadas impiden el movimiento. Las articulaciones, al no haberse lubricado, no consiguen ni el movimiento ni la amplitud deseada.
Por ello en el tratamiento de este tipo de lesiones es fundamental no impedir el movimiento, seguir estirando, movilizando articulaciones y hacer cyriax para impedir esa cicatriz inmóvil y dolorosa.
El cyriax o masaje transverso profundo impide la formación anárquica de las fibras de colágeno (como si de un zurcido se tratase) y redirige su formación de manera ordenada y funcional. Se identifica el punto de máximo dolor y se realiza una fricción transversal a las fibras afectadas, en seco, sin deslizamiento sobre la piel. Deberá hacerse en días alternos.
Además con esta técnica se estimulan los receptores mecánicos, se expulsan las sustancias causantes del dolor y se promueve la producción de endorfinas, encefalinas y otros productos analgésicos. También se aumenta la temperatura y aumenta la circulación de la sangre ( que proporcionará nutrientes y eliminará los residuos).